Ya estamos todos y todas de nuevo en casa. Ha costado volver a la realidad después de casi un mes en el continente africano con lo que conlleva una expedición de tal envergadura. La aventura ha sido un éxito rotundo. Hemos podido completar las etapas programadas para la bajada hasta Bamako (Capital de Mali). De hecho nos permitimos el lujo de prolongar nuestra estancia visitando la falla de Bandiagara con el trekking que teníamos planeado. El paso de Marruecos fue fugaz, paradas las mínimas, aprovechando las carreteras de rectas infinitas con la finalidad de bañarnos en el océano de estrellas del Sahara lo antes posible. Nada más llegar a la deseada arena, el desierto empezó a imponer sus leyes: varios coches atrancamos teniendo que sacar las planchas y las palas; nuestra cesta, cargada con dos bidones de 20 litros de gasoil, con la sexta rueda, palas y algunas cosas más decidió salir volando en una acumulación de arena tomada con excesiva velocidad... Mauritania tiene un color eviden